“Evolucionar o extinguirse”, reza el axioma de Darwin que
nunca ha tenido más sentido que en los tiempos actuales, no sólo en el aspecto
laboral y profesional, sino en muchos otros asuntos que, como individuos, nos
definen. Cuando estamos determinados a “evolucionar” es porque somos capaces de
abandonar la llamada “zona de confort” y de afrontar retos y desafíos sin temor
al fracaso, que es la antesala de cualquier triunfo. Con el paso de los años
aprendemos a reducir el margen de error y reconceptualizamos los denominados “retos
y desafíos” con el nombre de “proyectos”, que tienen la cualidad de ser, con
una buena planeación, perfectamente alcanzables. Sin embargo, no se pierde la
característica de competitividad, concepto que también redefinimos luego; pues,
en un principio nos gusta competir contra “otros” y alzarnos con la victoria bajo
la arcaica necesidad de reconocimiento. El tiempo nos enseña a reconocer al
hombre del espejo como el único y más difícil contrincante al que nos enfrentaremos jamás.
La oportunidad está ahí, sólo hay que tomarla… evolucionar. Si se logra o no se logra el objetivo, siempre será a causa de uno mismo.
Buen día, Arturo, saludos, necesito tu ayuda, me he estado guiando por tus aportaciones para la carrera, pero noto que solo llegas a la unidad 13 y yo ya voy en la 14, espero puedas ayudarme, cualquier cosa estoy al pendiente y gracias; disculpa las molestias.
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